En el entorno empresarial actual, donde la competencia por la atención es feroz y la confianza del consumidor está en constante cambio, los colaboradores tienen el poder de ser los mejores embajadores de marca que una empresa pueda tener. Ya no se trata solo de los directivos o del departamento de marketing; cada empleado tiene la capacidad y oportunidad de influir en la percepción de la empresa a través de sus redes sociales personales. En este sentido, la estrategia de convertir a los colaboradores en embajadores se ha convertido en una pieza clave para el éxito a largo plazo.
Por ejemplo, un estudio reciente de Edelman revela que el 57% de los profesionales entre 18 y 26 años comparten contenido de su lugar de trabajo una o más veces por semana en sus redes sociales. Este dato refleja una tendencia clara: las generaciones más jóvenes ven valor en promocionar y hablar sobre sus empleadores, tanto por el sentido de pertenencia como por el potencial que ven en sus marcas. Esta tendencia subraya la importancia de aprovechar las redes sociales no solo como una plataforma de marketing tradicional, sino también como una herramienta de amplificación a través de voces auténticas: las de los propios empleados.
No obstante, antes de que los colaboradores comiencen a compartir contenido relacionado con la empresa, es crucial que estén capacitados en cuanto a qué tipo de contenido es adecuado divulgar. Es indudable que el hecho de que los empleados hablen de la compañía puede contribuir al crecimiento y fortalecer su reputación. Sin embargo, existe el riesgo de que, sin una orientación clara, algunos puedan comentar sobre temas ajenos a la empresa, o hacerlo con un enfoque negativo o controversial, lo que podría tener consecuencias perjudiciales para la marca.
Por ello, la capacitación en el uso de redes sociales es fundamental. Es necesario establecer pautas claras que guíen a los colaboradores en cuanto a cómo comunicar mensajes alineados con los valores y objetivos de la empresa. Esto no significa limitar su libertad de expresión, sino más bien, empoderarlos para que sepan cómo construir una narrativa positiva, auténtica y coherente con la visión corporativa. Al garantizar que el contenido compartido sea relevante y beneficioso para la imagen de la organización, las empresas pueden maximizar el impacto de estos embajadores internos, minimizando los riesgos asociados a una comunicación mal gestionada.
Las empresas deben entender que uno de los activos más valiosos que pueden poseer es la autenticidad, y los colaboradores son los mensajeros más genuinos de esta cualidad. En ese sentido, hay que aprovechar esos espacios de manera estratégica. Ello permitirá tener mayor alcance orgánico, pues las redes sociales permiten que el contenido compartido por empleados alcance a una audiencia más amplia, mejora el clima laboral, pues se fortalece el sentido de pertenencia, entre otros.
En un mundo donde las redes sociales juegan un papel central en la comunicación y el posicionamiento de las marcas, las empresas deben reconocer el valor de sus colaboradores como embajadores. Sin embargo, es importante resaltar que los colaboradores no deben sentirse obligados a compartir contenido, sino que deben disfrutar del proceso. La reputación no es estática, es un comportamiento que se construye a diario. Los empleados deben tener la libertad de desarrollar su propia voz y estilo en las redes sociales, lo que no solo beneficia a la empresa, sino también a su propio crecimiento y posicionamiento profesional. Cuando cada colaborador encuentra valor en compartir sus experiencias, logros y perspectivas, no solo se fortalecen las marcas para las que trabajan, sino también su propia reputación en el ecosistema digital.