Hace no mucho escuché decir a un colaborador “mi jefe cree que por ser joven y no tener hijos, no tengo derecho a cumplir con mi horario laboral para después hacer mis temas personales”. Lamentablemente, sé que no sólo él piensa eso.
“Esto no es teletrabajo…es 24/7”, “Nunca puedo estar completamente desconectado”, “Extraño mis horarios de oficina”, y puedo seguir…es verdad, este es el tipo de reacciones que provocan todavía muchas de las culturas organizacionales que siguen sin aceptar que sus colaboradores tienen una vida más allá del trabajo.
¿Qué es teletrabajo o qué se espera que sea?
Bueno seguramente algunas empresas imaginarán a sus colaboradores en una concentración impresionante en casa, solos, envueltos en un silencio tranquilo, con la mesa de la sala solo para ellos y toda la señal del wifi rápida. Pero nada de eso es real, desde el primer estado de emergencia, allá por marzo de 2020, muchos colaboradores han pasado a ser también, encargados de la casa, limpiadores, padres, maestros, hijos, estudiantes, etc. Y claro, puede que todo eso lo hacían antes, pero no simultáneamente.
¡Ah! pero eso sí… es políticamente correcto decir que existe un horario flexible para las mamás, pero eso de dar flexibilidad para que un colaborador (luego de sus 8 horas de trabajo) lleve un curso online o para sus hobbies, es otro tema ¿verdad? Y no importa si cumplen o no con sus objetivos del puesto, porque estamos acostumbrados a que todo sea “para ayer”.
¿Por qué hablo de esto ahora?
Pues porque la comunicación dentro de la empresa no está limitada a los mails que enviamos, a los eventos o a las campañas de comunicación del año. Muchas otras cosas comunican en la organización, el estilo de liderazgo es una de las más importantes y muchas veces no somos suficientemente conscientes de ello ‘quemando’ a nuestro propio talento, a nuestro equipo.
Los jefes a menudo dicen una cosa, pero actúan de manera inconsistente, si hablamos de una organización “inclusiva, tolerante, diversa e innovadora” debemos entender cuál es el verdadero significado de estas palabras, en toda su magnitud.
¿Qué hacer para ello?
Como señalaba el famoso filósofo griego Aristóteles, la virtud se halla en el punto medio.
Sabemos que son tiempos difíciles, somos conscientes de ello, por eso se entiende que en estos meses los colaboradores necesiten a menudo trabajar jornadas mas largas de lo normal con la camiseta bien puesta, por otro lado, de parte de la empresa se espera contar con líderes que conozcan la situación de los miembros sus equipos y empaticen con las mismas.
¿Cómo hacerlo?
El primer paso: Escuchemos a nuestros colaboradores. Como ya les he mencionado antes, la escucha activa es una de las habilidades blandas más difíciles de cultivar en las personas y principalmente en aquellas que tienen autoridad en los grupos humanos. Si somos los responsables de comunicación y gestión humana propiciemos estos espacios de escucha en reuniones pequeñas, plenarias, etc. Esto conllevará a que exista una comunicación efectiva entre el líder y su equipo.
Segundo paso: Empaticemos de verdad, no solo por afuera. A estas alturas del partido, debemos ya interiorizar, estructurar y aprender a tener un liderazgo adaptativo que entienda y se adecúe al teletrabajo. Como líderes de equipos de trabajo es fundamental conocer los diferentes comportamientos, personalidades y contextos de cada integrante a fin de poder guiarlos o apoyarlos con las diversas situaciones que se les puedan presentar. Recuerden que estamos todos peleando la misma batalla… pero no desde el mismo barco.
Tercer paso: Definir responsabilidades. El líder debe ser claro con cada integrante de su equipo sobre qué contribución hace al mismo, a la empresa y qué resultado concreto se espera de su trabajo. Aquí es cuando el líder motiva e inspira a su equipo para que cada miembro pueda auto gestionarse y cumpla sus metas.
Cuarto paso: Reforcemos la confianza. Es importante contar con equipos en los que se motive la “confianza” entre sus miembros y en especial con el lider. Si confiamos en las personas que tenemos al lado nos quitaremos de encima la presión de sentir que debemos estar vigilando todo el tiempo y revisando cuantas horas y minutos se pasa el colaborador frente a su computadora. Si no confias en alguien de tu equipo, revisa los motivos, convérsalo y pon metas que sean claras, reales y empáticas para de esta forma poder supervisar el cumplimiento de las mismas. No olvides que es importante también que la metas impuestas sean reconocidas, así se mantendrá la motivación del equipo.
Depende de nosotros que la brecha entre la cultura actual y deseada de la organización no sea tan grande y que el teletrabajo no se convierta en una tortura antes que en una oportunidad de estar mas cerca de nuestras familias y cuidar nuestra salud.