Por: Eduardo Venegas, gerente corporativo de Comunicación y Sostenibilidad de ISM
Hoy, más que nunca, el éxito empresarial no se mide únicamente en términos financieros, sino también por el impacto positivo que generamos en nuestro entorno, tanto en lo social como en lo ambiental.
Así, la sostenibilidad dejará de ser una opción para convertirse en el eje que define el éxito empresarial. Más que una tendencia, será un imperativo estratégico para quienes aspiran a liderar en un entorno marcado por mayores exigencias sociales, ambientales y éticas.
Sin embargo, uno de los mayores errores al hablar de sostenibilidad es reducirla a medidas de eficiencia energética o mitigación de emisiones. Aunque estas son dimensiones cruciales, la sostenibilidad es mucho más que eso: es un enfoque transversal que debe permear en cada aspecto de la estrategia empresarial. La verdadera sostenibilidad exige preguntarnos cómo nuestras decisiones impactan no solo al medio ambiente, sino también a las personas, sus condiciones de vida y su bienestar integral.
Asumir el rol social para impulsar un modelo exitoso
El enfoque social de la sostenibilidad posiciona a las empresas como agentes clave de transformación. Implica garantizar condiciones laborales dignas, priorizar el bienestar del talento humano y evaluar continuamente el impacto de sus operaciones en la sociedad. Este rol, cuando se alinea con un propósito claro, no solo redefine la contribución de la organización, sino que amplifica su impacto positivo y financiero.
Un elemento esencial en este proceso es el poder transformador del propósito. Cuando una organización pone el bienestar humano en el centro de su estrategia, no solo mejora las condiciones laborales ni fomenta la innovación de manera aislada, sino que redefine su contribución a la sociedad. Esto genera un efecto multiplicador, donde el compromiso ético y los resultados financieros se entrelazan, demostrando que el éxito empresarial y el impacto positivo son objetivos que se potencian mutuamente.
El impacto financiero de integrar la sostenibilidad
Las cifras respaldan la importancia de adoptar un enfoque integral de sostenibilidad. Una estrategia bien diseñada no solo protege el medio ambiente y mejora la calidad de vida de las comunidades, sino que también contribuye al éxito financiero. Por ejemplo, las empresas que implementan prácticas sostenibles suelen experimentar una reducción significativa de costos operativos, una mayor eficiencia en el uso de recursos y un crecimiento en sus ventas, impulsado por el creciente interés de los consumidores en productos y servicios éticamente responsables.
Además, las estrategias sostenibles son atractivas para las inversiones. Según la PwC’s Global Investor Survey 2024, un 50 % de los inversionistas considera fundamental que las empresas transformen la manera en que crean y entregan valor en respuesta al cambio climático. Esto refleja una realidad ineludible: las decisiones responsables son ahora un criterio clave para ganar competitividad en el mercado global.
Gobernanza y confianza: los pilares del éxito sostenible
Otro aspecto fundamental de la sostenibilidad es la gobernanza. Esto no se limita a implementar políticas, sino a generar confianza a través de prácticas transparentes y responsables. La confianza se ha convertido en uno de los activos más valiosos para las empresas, y las organizaciones que adoptan una comunicación clara y alineada con sus acciones sostenibles logran establecer relaciones más sólidas con sus grupos de interés.
El compromiso con la sostenibilidad no debe ser percibido como una carga, sino como una oportunidad para liderar con ejemplo y construir un legado que trascienda. Las empresas que priorizan un enfoque ESG integral y alinean sus operaciones con principios éticos no solo mejoran su reputación, sino que también establecen un estándar que inspira a otras organizaciones a seguir el mismo camino.
Integrar la sostenibilidad como estrategia de negocio
La sostenibilidad efectiva no es una serie de iniciativas aisladas, sino una estrategia que atraviesa cada parte del negocio. Esto implica transformar las cadenas de valor para que sean más responsables, asegurando que cada paso del proceso empresarial esté alineado con un propósito mayor. En ISM lo entendemos muy bien, integrando la sostenibilidad como eje central de nuestra estrategia. Nuestro propósito de “dar todo nuestro espíritu emprendedor para alimentar un futuro próspero” no es solo un ideal, sino una declaración de cómo debemos operar en un mundo que exige innovación, responsabilidad y compromiso.
En este contexto, el concepto de éxito requiere una revisión profunda. Ya no se trata únicamente de balances favorables o márgenes de ganancia, sino de responder preguntas fundamentales: ¿Cómo estamos impactando al mundo? ¿Qué legado estamos construyendo?
La sostenibilidad nos invita a reimaginar lo que significa el éxito, trascendiendo los resultados del presente para considerar el impacto que nuestras decisiones tendrán en las generaciones futuras. Al priorizar un modelo empresarial que valore tanto el bienestar humano como el cuidado del planeta, estamos construyendo un presente más equitativo y resiliente.
El 2025 representa un momento de actuar con decisión y visión, entendiendo que cada acción tiene un impacto que trasciende los límites de la empresa. Porque el verdadero éxito no reside en lo que logramos acumular, sino en lo que dejamos para las generaciones que vienen.