A menudo se habla sobre la importancia del bienestar general y la salud mental, sobre todo, en los espacios de trabajo. En el Perú, un país donde el 69% de habitantes dice que con frecuencia piensa en su bienestar mental y el 26% manifiesta que no hace nada o casi nada por ella, según una encuesta realizada por Ipsos Global Advisor en el 2023, el verdadero desafío yace en darle la importancia debida y actuar al respecto.
De acuerdo con el último reporte del Ministerio de Salud, los principales diagnósticos que aquejan a los peruanos en términos de salud mental son la ansiedad y la depresión. La primera de ellas con más de 382 mil diagnósticos; mientras que la segunda cuenta con más de 230 mil. Ambos no son ajenos a la realidad que se vive en las oficinas de cada empresa de Perú donde conviven los pendientes del día y las preocupaciones personales.
Las personas se han acostumbrado a la idea de estar siempre ocupados, a reprimir las emociones o sustituirlas al encontrarse en una rutina, casi implícita, donde no se prioriza la salud mental. De acuerdo con el último estudio mencionado, el 58% de peruanos alguna vez se ha sentido estresado al punto de no poder ir a trabajar por un período. El estrés laboral que no sea controlado terminará desencadenando un desequilibrio entre la vida laboral, personal y en la salud misma.
Es aquí donde quiero detenerme y cambiar el enfoque. La palabra “balance” denota la imagen de que ambos rubros, la salud mental y el trabajo tendrían un peso equitativo en nuestra mente. Esa manera de visualizarlo no es sostenible en el largo plazo, por lo cual más que hablar de balance, es importante hablar de presencia en cada uno de estos aspectos.
Encontrar esta presencia va más allá de las pausas activas, tan usuales hoy en día en las empresas. Por ejemplo, en los momentos laborales tener bloques horarios para tareas y alejar los ítems que lo puedan desconcentrar a uno. Esto también depende del rol en el que uno se encuentra en la empresa. Por un lado, dejar las expectativas claras desde un inicio con tu jefe directo, y por otro, como líder de equipo, comienza por delegar bien y a conciencia. Asimismo, mejorar la organización del tiempo y metas del equipo, haciéndolas medibles, alcanzables y razonables.
Por otro lado, cuando uno sale del trabajo, por ejemplo, en vacaciones es importante estar presente en ellas y realmente desconectarse. En los últimos años hemos visto el incremento de los llamados “dumbphones”, celulares básicos que prescinden de un navegador, redes sociales y notificaciones. Las empresas dedicadas a la venta de estos equipos han tenido alzas de ventas de 10x año a año, dando cuenta de la necesidad de desconexión de las personas y ejecutivos.
De esta manera, fortalecer la salud mental va mucho más allá de reconocerlo; eso es solo el inicio de todo el proceso. Preocuparse realmente por ella y realizar los cambios necesarios en los hábitos diarios generarán un avance real. El camino de reforzar y mantener un estilo de vida donde exista la presencia en la vida laboral y la salud mental, está lleno de procesos diarios. Un paso a la vez.