En el mundo corporativo, ser un vocero es una tarea de gran responsabilidad. Las declaraciones públicas son la cara visible de una marca, la voz de la organización, y cada palabra puede influir en su reputación. En estos años trabajando en PR, he visto cómo errores en la preparación, la improvisación o el mal manejo de preguntas críticas pueden costar caro. Un buen vocero debe prepararse, ser transparente, evitar el lenguaje técnico complicado, y mantener siempre la calma. A continuación, abordo algunos errores comunes y cómo evitarlos.
Primero, improvisar sin una preparación adecuada es uno de los mayores errores que puede cometer un vocero. Muchos piensan que dominar el tema basta para hablar con los medios, pero sin un mensaje bien ensayado y claro, las entrevistas pueden volverse caóticas. Las preguntas incómodas o los datos no confirmados pueden desviar la conversación y dañar la credibilidad. Incluso cuando los voceros son bien preparados por su agencia de PR, la marca corre el riesgo de emitir un mensaje contraproducente, ya que el vocero será el último punto de contacto entre la organización y la prensa.
Por otro lado, hablar sin precisión es un camino directo a la pérdida de confianza. Vivimos hiperconectados y la información está a un tap (clic sonaba cuando usábamos el mouse, pero ese es otro tema) de distancia; cualquier dato incorrecto será rápidamente desmentido. Un vocero que no tiene respuesta inmediata debe reconocerlo y comprometerse a investigarlo, en lugar de ofrecer información errónea. Esto es esencial para mantener la credibilidad de la marca a largo plazo.
Otro error crítico es perder la calma ante preguntas difíciles. La prensa, a veces, puede parecer intimidante, especialmente en temas sensibles, pero un vocero debe mantener la compostura y proyectar seguridad. La calma refuerza la imagen de control y profesionalismo, cualidades indispensables para preservar la reputación de la marca.
Además, evadir preguntas incómodas es una táctica peligrosa. Si un periodista percibe que el vocero está esquivando un tema, la desconfianza se apoderará de la audiencia. En lugar de ello, es mejor abordar las preguntas de manera honesta, reconociendo los desafíos y comprometiéndose a ofrecer más detalles posteriormente si es necesario.
Divagar o hablar en exceso también puede hacer que el mensaje principal se pierda. Los medios de comunicación valoran la concisión y la claridad. Un vocero eficaz debe ser capaz de transmitir un mensaje fuerte y coherente en pocas palabras, centrándose siempre en lo más importante.
El lenguaje técnico, aunque a veces necesario, puede alienar al público si no se adapta correctamente. Está bien que el vocero sea un especialista, pero no solo va a hablar con expertos, sino también con una audiencia más amplia, por lo que debe priorizar la claridad en sus explicaciones.
Mentir o manipular la verdad es el mayor de los errores que un vocero puede cometer. En el corto plazo puede parecer una solución rápida, pero a largo plazo, dañar la confianza puede ser devastador. La transparencia es un principio fundamental en cualquier declaración pública, y un vocero debe asumir la responsabilidad cuando sea necesario.
Criticar o culpar a otros actores, ya sean competidores o socios, tampoco es recomendable. Un vocero debe mantener siempre la profesionalidad, evitando cualquier tipo de confrontación pública. Incluso en un momento off the record, nunca se debe hablar mal de otras marcas.
Reaccionar defensivamente o atacar a los medios es otra práctica peligrosa. Aun cuando las preguntas sean difíciles, la prensa es una plataforma invaluable para comunicar mensajes. Mantener una relación cordial y respetuosa con los periodistas es crucial para el largo plazo.
En la era digital, no se puede ignorar el impacto de las redes sociales y la IA. Cualquier declaración se amplifica o transforma en estas plataformas, y lo que se dice puede ser descontextualizado o viralizado. Por eso, un vocero debe estar siempre consciente de cómo sus palabras resonarán en el entorno digital.
En las empresas más grandes, los voceros recurren al popular media training, una herramienta clave para prepararlos en su interacción con la prensa. A través de esta capacitación, los voceros adquieren habilidades para comunicar de manera clara y efectiva, aprendiendo a controlar sus mensajes, responder preguntas difíciles y mantener la calma bajo presión. Además, se les enseña a manejar entrevistas y apariciones públicas con otros stakeholders, asegurando que la imagen de la empresa se mantenga segura y alineada con sus objetivos estratégicos. Es una buena inversión para cualquier organización que quiera proteger su reputación.
Para acabar, el trabajo de un vocero corporativo es extremadamente delicado. Los errores pueden dañar la reputación de una empresa en minutos, mientras que una buena gestión de la comunicación y relaciones públicas puede fortalecer la confianza en la marca. Como siempre digo, estar muy bien preparado, mantener la calma y ser transparente son los pilares de una comunicación exitosa.