El pasado 27 de septiembre se celebró el día mundial del turismo. ¿Tenemos realmente tanto que celebrar? Nos encontramos en un punto de inflexión donde los cambios en el medio ambiente son motivo de preocupación, no solo las industrias sino también para las personas afectadas.
La más reciente información sobre las necesidades de la inteligencia artificial es que una búsqueda de ChatGPT consume diez veces más energía que una búsqueda de Google. Con estos requerimientos, la presión que esto pone sobre los recursos del planeta se hace aún más grande.
En el caso de la industria hotelera, es necesaria la ejecución de planes que logren exitosamente la promoción turística con cualidades que beneficien y aporten a la preservación del medio ambiente, como experiencias inmersivas, sostenibilidad social, el uso responsable de recursos y la reducción de contaminación.
Algunas acciones que se pueden desarrollar en la industria hotelera y turística incluyen la creación de conciencia ambiental mediante experiencias inmersivas. Los hoteles ubicados cerca de áreas naturales tienen la ventaja de mostrar la belleza de la flora y fauna de la zona mientras la cuidan. Por ejemplo, aquellos situados cerca de valles o montañas pueden ofrecer actividades como el avistamiento de aves, la siembra y cosecha en biohuertos, entre otras experiencias que promuevan el cuidado del entorno. Esta conexión con la naturaleza inspira a los huéspedes a generar conciencia sobre la importancia del cuidado ecológico.
A modo de ejemplo de sostenibilidad en el sector, Costa Rica se ha consolidado como un referente mundial, con un fuerte compromiso respaldado por políticas ambientales estrictas, certificaciones como el Certificado de Sostenibilidad Turística (CST) y una infraestructura que busca reducir el impacto ecológico. Los hoteles en Costa Rica están integrados con la naturaleza, fomentan el ecoturismo y promueven el turismo comunitario. En contraste, Perú, a pesar de sus avances en sostenibilidad, tiene un enfoque menos sistemático y regulado, con iniciativas más localizadas en zonas como la Amazonía y los Andes, y una menor conciencia ambiental entre los turistas. Para que Perú alcance el nivel de Costa Rica, se debe implementar un sistema de certificación nacional similar al CST y fomentar políticas que incentiven a los hoteles a adoptar prácticas sostenibles de manera más amplia y consistente.
En Perú no solo existen bellos paisajes, sino también una herencia cultural con costumbres de comunidades que deben ser protegidas por los hoteles para su preservación. En el marco del turismo sostenible, también se considera el impacto social y económico en las comunidades cercanas a los hoteles. Estos establecimientos deben promover la economía local para favorecer el crecimiento de proveedores. La inmersión de los turistas en la cultura local les ofrece vivencias inolvidables, mientras que las comunidades pueden convertirse en proveedores locales al ofrecer insumos y artesanías, y al compartir la cosmovisión andina con los visitantes.
Los hoteles tienen un papel fundamental en la promoción del turismo sostenible y en la preservación del medio ambiente. Al adoptar prácticas responsables, apoyar a las comunidades locales, educar a los huéspedes, reducir el consumo de recursos y prácticas contaminantes, estos no solo contribuyen a la protección de nuestro planeta, sino que también mejoran sus propuestas en el mercado turístico. Las preferencias de los viajeros van en torno a ello, reflejado en la última encuesta de Booking.com donde refiere que el 45% de viajeros siente que viajar de manera más sostenible es importante.
Finalmente, el turismo sostenible no es solo una tendencia, sino una necesidad urgente en un mundo que enfrenta desafíos ambientales cada vez mayores. Las acciones que tomemos hoy, desde la implementación de prácticas responsables en los hoteles hasta la promoción de experiencias que conecten a los turistas con la naturaleza y las comunidades locales, definirán el impacto que el turismo tendrá en nuestro entorno. El éxito en esta transición no solo beneficiará al planeta, sino que también aumentará la competitividad de la industria hotelera en un mercado donde los viajeros valoran cada vez más la sostenibilidad. Con un enfoque consciente y comprometido, podemos celebrar el turismo no solo como una fuente de crecimiento económico, sino también como un motor de conservación y desarrollo responsable.