Por Augusto Ayesta, CEO de Trend.pe
Para quienes trabajamos en relaciones públicas (PR), es una experiencia común ver a nuestros clientes emocionarse cuando su marca aparece en un medio de comunicación con una mención positiva. Sin embargo, es frecuente que este entusiasmo no vaya acompañado de una comprensión del proceso que hace posible esa aparición. ¿Qué se necesita realmente para que una marca obtenga un espacio positivo o interesante en los medios? Aunque el PR es amplísimo y trabaja con todos los stakeholders de una empresa, este es un aspecto crucial de las relaciones públicas que a menudo pasa desapercibido.
Pensemos en algo cotidiano: disfrutar de una deliciosa cena en un restaurante. Apreciamos el sabor y la presentación del plato, pero rara vez reflexionamos sobre el tiempo que tomó seleccionar los ingredientes, prepararlos con precisión y presentarlos de manera impecable. De manera similar, en el PR, el proceso que lleva a la cobertura mediática es tan importante como el resultado final. Sin embargo, muchos pueden valorar más la aparición en los medios que el trabajo que ocurre tras bambalinas.
Todo comienza con una investigación exhaustiva. Es necesario entender cuáles son las audiencias de interés para la marca y qué medios son los más relevantes. Esta fase es fundamental para desarrollar una estrategia de PR que esté alineada con los objetivos del cliente. La claridad en esta etapa inicial impacta directamente en la efectividad de la cobertura mediática.
Luego viene la construcción de relaciones con los medios, un proceso que requiere tiempo, esfuerzo y, sobre todo, confianza. Las relaciones con la prensa no se construyen de la noche a la mañana, y aunque son esenciales, no garantizan por sí solas que cualquier contenido será publicado. La calidad y la relevancia del contenido siguen siendo factores determinantes.
Una vez establecida la estrategia, se procede a la redacción y distribución de contenidos. Aquí no se trata simplemente de redactar una nota de prensa, sino de crear contenido que capte la atención de los medios y esté alineado con los intereses de su audiencia y coyuntura. Contenidos bien estructurados y relevantes tienen más probabilidades de ser publicados, pero incluso en este punto, nunca hay garantías absolutas.
El trabajo de una agencia de PR no termina con la distribución del contenido. Parte fundamental es el seguimiento de las respuestas de los medios y el ajuste de la estrategia según sea necesario para maximizar el impacto. Este es el punto donde se diferencia un PR efectivo de uno que simplemente «espera lo mejor». El seguimiento activo permite adaptar la estrategia con mucha flexibilidad y en tiempo real para lograr mejores resultados.
Uno de los aspectos más delicados del PR es entender los límites del control sobre lo que se publica. Aunque una agencia de PR puede influir en la narrativa, la decisión final siempre recae en los medios. Es importante que las marcas comprendan que la prensa va a ajustar el contenido para que haga match con su línea editorial, lo que limita el control que terceros pueden ejercer. Recuerdo un caso en particular donde un prospecto me pidió asegurar determinada extensión y ubicación en una revista conocida sabatina. A esos clientes es mejor decirles un gentil “no” y, a los demás, gestionar sus expectativas de manera realista.
Finalmente, la colaboración activa del cliente es esencial para maximizar los resultados. Sabemos que están ocupados, pero proporcionar información precisa, estar disponible para consultas y confiar en la estrategia son factores clave para una campaña exitosa.
Ya lo saben; más allá de la satisfacción de ver una mención positiva en los medios, el trabajo del PR es un proceso estratégico que requiere planificación, relaciones sólidas, excelente contenido y una ejecución cuidadosa. Cuando los clientes comprenden y valoran este proceso, están mejor preparados y dispuestos para colaborar con sus agencias de relaciones públicas y lograr los resultados que desean.