¿Cómo perder un trabajo por un tuit?

En los últimos años, una de las recomendaciones más extendidas en el manejo de una marca personal (y profesional) es el minucioso cuidado que hay que tener en nuestras redes sociales e incluso en nuestras conversaciones por aplicaciones de mensajería como Whatsapp. Y razón no falta: todo lo que se publique digitalmente (audios, texto o videos) tendrá un registro que será difícil de borrar, así haya sido en una conversación privada. Por ello, es necesario mucho autocontrol y un entendimiento total de que lo que digamos tiene repercusiones en todo ámbito y necesita ser pensado antes de lanzarse.

Un reciente caso que ejemplifica perfectamente lo señalado es el de Elvis Coca, miembro de la dirección deportiva del Mirandés, un club del ascenso de España, y que estuvo muy cerca de ser designado como director de scouting del Barcelona, pero que terminó siendo descartado por encontrársele tuits contra el club catalán y por ser partidario del Real Madrid.

El mismo Coca señaló que debido a sus publicaciones en Twitter en 2012 y 2013 perdió un trabajo de ensueño: «Recibí una llamada de una persona importante del F.C. Barcelona que me comunicó que ya no estaban interesados en mí. Ya me han comunicado que no me ficharán por estos tuits. Por eso que hice en el pasado pierdo la oportunidad de mi vida y se me han cerrado las puertas del Barça para siempre «, explicó.

Las publicaciones a las que hizo referencia databan de hace 10 años atrás, pero que con un trabajo de arqueología digital fueron fácilmente localizables:

Si bien Coca aceptó la responsabilidad de las publicaciones y pidió disculpas, el impacto de estas fue tal que él mismo reconoció lo inviable que era tener una nueva oportunidad: «El Barça es un club que admiro. Pierdo una oportunidad que dudo que vuelva a tener. Estoy arrepentido, yo realmente ni recordaba estos tuits», reconoció.

Este caso vuelve a poner en discusión el hecho de cuidar al milímetro nuestra huella digital. Y lejos de señalar que no se publique nada o se borre todo nuestro historial, es importante revisar qué tipo de contenidos nos pueden hacer daño para lo cual hay dos caminos: utilizar herramientas como Redact.dev que pueden eliminar en bloque todas las publicaciones antiguas de las redes sociales por determinados periodos o bucear por nuestras propias cuentas y dar de baja a un determinado contenido que no queramos que aparezca. 

Por el contrario, para dejar una imagen positiva y que pueda repercutirnos positivamente necesitamos considerar lo siguiente:

• Saber cuál es el propósito que nos guiará y sobre el que construiremos nuestro futuro profesional y personal. 
• Identificar y elegir los atributos que nos hacen únicos y que nos otorgan un diferencial frente a otras personas en el rubro en el que nos desempeñamos. 
• Tener en claro qué deseamos comunicar y a quiénes lo queremos transmitir. Debemos tener definidos nuestros mensajes, los mismos que deben permitirnos encontrar un espacio en la mente de las otras personas como especialistas en nuestras respectivos rubros. Para cumplir esto, es importante saber qué aprecia nuestro público objetivo y qué estaría dispuesto a invertir por tener acceso a nosotros.
• Tener coherencia entre lo que decimos y hacemos. También, hay que identificar bien qué tipo de contenido subimos para cada tipo de red social. No es lo mismo LinkedIn que Facebook, Instagram o Tiktok, donde hay una orientación más social, lúdica e informal.

Una marca persona exitosa es aquella que logra las metas trazadas y que han sido conseguidas gracias a un trabajo paulatino, donde la persona ha impactado en su entorno a través de comentarios positivos de sus contactos o seguidores, incremento de la red de contactos, participación en proyectos, entre otros. Aquí también se destaca la construcción de una reputación que es validada por el entorno. 

Finalmente, es importante recordar esto: en tiempos de redes sociales, de Google o Youtube, toda la información se indexa y nuestro nombre aparecerá vinculado a una serie de resultados, positivos y negativos. Por ello, es vital prestarle mucha atención a su cuidado. No cometamos el error de Elvis.