Los equipos de innovación tienen el potencial de destacar en innovación e introducir productos y servicios que puedan tener éxito en el mercado de manera consistente y confiable. Sin embargo, la mayoría de las empresas reportan una tasa de fracaso de más del 70 por ciento en innovación.
Los directores ejecutivos consideran a la innovación como una prioridad, sin embargo no detectan a profundidad el problema. La innovación no es ciencia de cohetes, menos un secreto. La innovación debe tratarse como cualquier otro proceso serio al interior de la empresa, el tema es que lo tengas definido y apliques metodologías que te ayuden en ese camino y que sus resultados acompañen la mejora del proceso en sí mismo.
En toda una organización, los gerentes y las partes interesadas clave deben:
- Reconocer que la innovación es un proceso.
- Dejar de ejecutar el proceso de innovación centrado en las ideas.
- Dejar de improvisar herramientas y métodos de innovación incompatibles.
- Presupuestar el tiempo y dinero necesarios para ejecutar el proceso correctamente.
1. Reconocer que la innovación es un proceso
La innovación no depende de la suerte. Es un proceso de negocio que se puede medir y controlar como cualquier otro. El problema que encontramos a menudo es que muchas personas, incluidos los altos directivos y ejecutivos de empresas líderes, no están de acuerdo con esta forma de pensar: creen que la innovación es un arte.
Ayudar a los colaboradores de la empresa a superar este pensamiento obsoleto no es fácil, pero se puede lograr mediante la educación y la exposición a métodos y procesos como ODI y Jobs-to-be-Done o Sixmore: Crea, Innova. Cambia. Si no se supera esta barrera, una empresa poco puede hacer para alcanzar el objetivo de una innovación.
2. Dejar de ejecutar el proceso de innovación centrado en las ideas
La innovación es el proceso de idear soluciones que aborden las necesidades insatisfechas de los clientes de forma oportuna y sostenible en el tiempo. A alto nivel, sólo hay dos entradas a este proceso: soluciones y necesidades insatisfechas de los clientes. En consecuencia, existen dos enfoques en competencia para ejecutar el proceso de innovación:
- Enfoque de ideas primero: hacer una lluvia de ideas, filtrarlas y probarlas para ver cuáles son más atractivas para los clientes.
- Enfoque de necesidades primero: determinar las necesidades no satisfechas del cliente en cada segmento del mercado y luego diseñar soluciones que las aborden.
Muchas empresas emplean el enfoque de innovación para dar prioridad a las ideas, y esto les impide lograr una innovación.
Las empresas deben reconocer que la innovación es el proceso de idear soluciones que aborden las necesidades insatisfechas de los clientes, el proceso debe comenzar con una visión cuantificada de las necesidades insatisfechas del cliente, no con una lluvia de ideas.
3. Dejar de improvisar herramientas y métodos incompatibles
Las empresas invierte
n en muchas herramientas y métodos diferentes en un esfuerzo por lograr una innovación. Incluyen pensamiento de diseño, análisis conjunto, voz del cliente, lluvia de ideas, innovación abierta, colaboración, lean startup, planificación ágil impulsada por el descubrimiento y otras más.
El problema con este conjunto de herramientas es que cada herramienta solo realiza parte del “trabajo” de innovación, y las herramientas no fueron diseñadas para trabajar juntas.
Para hacer en innovación en serio, una empresa debe ser capaz de:
- Descubrir todas las necesidades del cliente.
- Determinar cuáles son insuficientes, sobre atendidas y adecuadamente atendidas.
- Determinar si existen segmentos de clientes con su propio conjunto único de necesidades insuficientemente atendidas, excesivamente o adecuadamente atendidas.
- Seleccionar a qué segmentos y necesidades orientarse.
- Diseñar soluciones que aborden los segmentos/necesidades objetivo.
El proceso de innovación impulsada por resultados propone ayudar a las empresas a ejecutar en un orden específico evitando dejar aspectos al azar. Los resultados que el cliente está intentando resolver son los insumos perfectos para el siguiente paso. El resultado es un proceso de innovación integral y eficaz de principio a fin.
Improvisar piezas incompatibles en un intento de optimizar el rendimiento del sistema no pasa la prueba del pensamiento sistémico sólido. Sin embargo, esto es exactamente lo que muchas empresas intentan hacer mientras construyen su proceso de innovación.
4. Presupuestar el tiempo y el dinero necesarios para ejecutar el proceso correctamente
Desafortunadamente, cuando se trata de innovación, el pensamiento de moda sigue siendo: “fallar rápido”.
Si bien las empresas presupuestan millones para el desarrollo de productos, muchas no logran presupuestar un esfuerzo de planificación de productos eficaz. Nos encontramos con que los equipos de innovación, planificación, marketing y productos tienen poco o ningún presupuesto disponible para la planificación de productos. Esto los prepara para el fracaso.
Para tener éxito en la innovación, un equipo de producto debe saber, con precisión, a qué segmentos de clientes y necesidades insatisfechas debe dirigirse. Ésta es la esencia de la estrategia. Si una empresa no está dispuesta a invertir tiempo y dinero desde el principio para garantizar que se siga la estrategia correcta, debería esperar una baja tasa de éxito en innovación.