¿Quién ganó el debate? Desde el punto de vista de un mínimo ordenamiento de ideas e inteligibilidad, es obvio que Keiko. Desde el punto de vista del contenido, el tema es más peliagudo. Ella tenía que convencer -y no comprar con bonos- a su indeciso duro, no al que ya se decidió. Persuadir a aquel que no busca populismo ni floro. Difícil afirmar que lo haya conseguido. Ataques arrogantes y sonrisitas cachacientas y estudiadas que no puede controlar, recuerdan a su padre y espantan a ese elector. El único al que ella debía convencer ayer. Persistencia en el error, tratada de superar hoy con su declaración de perdón que por extemporánea le resta toda sinceridad.

En cuanto a Castillo, su única gran contribución ha sido la de generador de memes sin precedentes en la historia de la digital y despiadada inventiva perucha. El nivel de indigencia intelectual es pavoroso, pero hay que ser justos y reconocer sin embargo el buen momento de solaz esparcimiento otorgado. Y por favor dejémonos aquí de tonterías relativistas acerca del hombre andino que no sabe hablar castellano: hablamos de ideas, ya ni siquiera de ideologías, y de la capacidad de expresarlas. Sería hermoso que solo hablara quechua pero fuese un manantial de ideas y claridad. Hablamos del estadista que nos debe gobernar. Que sea «profesor» no es para excusarlo, sino para exigírselo de manera intensa.

Poniéndonos más serios, si Keiko gana, será por los votos que le regala su oponente. La estrategia de Keiko, que obviamente no es deliberada, en realidad es que Castillo hable (si es que se le puede entender).

Ambos son lo que nos merecemos.

#DebatePresidencial2021

Flavio Pantigoso