Es un momento donde confluyen diferentes aspectos de la vida. Tradicionalmente es un punto de inflexión desde la juventud hasta la madurez, edad adulta. Es un cambio de mirada, desde ese simbólico momento, la vista queda puesta hacia lo que queda, la preocupación por los días que restan de vida se hace real. Hasta ese momento no se piensa en ello, simplemente se vive.
Hay actos que, más allá de los tópicos, sirven como evasión o como aliciente para remontar con más energía y actitud. Hay señales como la infidelidad, salir más, gastar más dinero en lujos o caprichos, etc. Cambiar de trabajo, estudiar un máster también son síntomas de cambios y autorrealización personal que se están dando en la generación actual.
¿Cambio de prioridades o consecuencia de dinámicas socioeconómicas?
Este caso es muy especial por primera vez en varias generaciones. Los millennials no han seguido el mismo patrón que sus antecesores. Muchos de ellos no se han casado, por lo tanto, no van a “existir infidelidades” ni divorcios, siguen saliendo y disfrutando la noche, viajando, etc., no han comprado una vivienda o incluso, ya llevan tatuajes.
Han hecho mucho que otras generaciones no hicieron a su edad, y pocas cosas que otras sí hicieron. Son diferentes. Sus padres con 24 años ya tenían encauzada su vida, incluso con vivienda e hijos, ellos a los 30 todavía estudiaban o tenían un trabajo precario viviendo en casa de sus padres. Las fases vitales se están retrasando, quizás los 50 son los nuevos 40.
Su transcurso de vida ha sido encadenar crisis y momentos de dificultad económica y social, por lo que no sorprende casi nada al llegar a los 40. Lo que sí destaca es su cansancio. Mucho trabajo en edades previas, mucho esfuerzo, poco resultado y un estado de agotamiento generalizado.
Los millennials “todavía” no han tomado las decisiones vitales como hicieron sus padres, por lo tanto, no se han podido cansar de las mismas cosas como ellos. Sí de otras.
¿Qué productos consumirán los millennials en su «crisis de los 40»?
La tendencia será a gastar más en satisfacer su experiencia de vida más que en poseer cosas. La búsqueda la felicidad, se afrontará la pregunta “¿esto es lo que quiero en la vida?”.
Por otro lado, es que no se podrá hacer frente a la compra de productos idealizados que supongan un subidón de moral, como un coche deportivo o similar. No podrán económicamente. Priorizarán los viajes, los aprendizajes que no han tenido hasta ahora, evolucionar en el trabajo, no tener ataduras, etc.
Puede leer más artículos de opinión aquí o los artículos de mi blog personal.
Foto de Clay Banks en Unsplash