La moda, aunque fascinante y creativa, también tiene un impacto significativo en nuestro planeta.
La industria de la moda es sedienta. Para producir un solo par de jeans, se requieren aproximadamente 7,500 litros de agua. Eso es suficiente para llenar más de seis piscinas olímpicas.
La producción y el transporte de ropa emiten grandes cantidades de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero (GEI) que contribuyen al cambio climático. De hecho, la moda rápida o fast fashion, caracterizada por la producción masiva de prendas baratas y, no necesariamente, de calidad, tiene un impacto aún mayor en el medio ambiente.
¿Qué más? La industria de la moda “tradicional” genera una gran cantidad de residuos y contamina los ecosistemas acuáticos. Los tintes y productos químicos utilizados en la fabricación de textiles a menudo terminan en ríos y océanos, afectando la vida marina.
Para reducir este impacto, hay mucho por hacer, tanto como industria como desde el consumo. En principio, descartemos andar por la vida como Adán y Eva. Luego analicemos nuestros hábitos de consumo, revisemos nuestro ropero y terminamos de convencernos: lo que más usamos es lo que realmente necesitamos.
Acto seguido, elijamos diferente lo que vayamos a comprar. Optemos por prendas básicas y de buena calidad. Prendas que puedan costarnos un poco más hoy pero que nos durarán lo suficiente como para equiparar su valor con su durabilidad. Aquí lo que toca es renunciar a las prendas de moda rápida o “fast fashion” y empezar a mirar que existen modelos de negocio en la industria textil que son la institución del slow fashion, tales como las sastrerías.
La sastrería es un excelente ejemplo de moda sostenible por varias razones:
- Las prendas hechas a medida suelen ser de alta calidad y están diseñadas para durar mucho tiempo. Esto reduce la necesidad de comprar ropa nueva con frecuencia, disminuyendo el desperdicio.
- Los sastres emplean patrones (moldes) precisos y técnicas de corte que minimizan el desperdicio de tela. Además, las prendas a medida suelen ser reparadas y ajustadas en lugar de ser desechadas.
- La sastrería generalmente se realiza a nivel local, lo que reduce la huella de carbono asociada con el transporte de prendas desde fábricas lejanas.
- Muchos sastres optan por utilizar telas de alta calidad y sostenibles, como lana, lino y algodón orgánico, que tienen un menor impacto ambiental en comparación con los materiales sintéticos.
- La sastrería preserva técnicas artesanales y conocimientos tradicionales, promoviendo una industria de la moda más consciente y respetuosa con el medio ambiente.
Sastrería Firenze
Vengo siguiendo muy de cerca el trabajo de Sastrería Firenze, que se ha destacado por revivir el arte sartorial en el país. Nació en pandemia y se especializa en la confección de trajes y camisas a medida, con inspiración en el estilo de vida italiano. Aunque su principal clientela es masculina, también confeccionan prendas para mujeres.
Recientemente han firmado un convenio con el Centro de Altos Estudios de la Moda (CEAM) para impulsar las prácticas profesionales de sus alumnos, a través de la integración de la moda sostenible en la educación y la formación de nuevos talentos en el campo de la sastrería.
De la misma manera, el año pasado desarrollaron una campaña llamada “Dona tu Camisa”, que busca darle una segunda vida a las prendas en apoyo del asilo de las “Hermanitas de los Ancianos Desamparados”, buscando fomentar la economía circular con un impacto social positivo.
Además, Firenze desarrolla procesos de producción que minimizan el impacto ambiental y se mantiene en permanente exploración de alianzas con otras marcas y organizaciones que compartan su visión de una moda más responsable y ética.