Por: Giovanna Lucero, CEO de Lolotec.pe
En el Perú, cada día se roban aproximadamente 4,000 celulares, fortaleciendo un mercado negro que afecta la seguridad ciudadana y perpetuando una economía informal sin control ni regulación. Estos dispositivos, revendidos sin garantías legales, agravan un problema ambiental creciente: la obsolescencia tecnológica. Cada año, el país genera 220,000 toneladas de desechos electrónicos (e-waste), de los cuales solo se recicla el 7%. Esto provoca que el 98% de estos residuos contamine el medio ambiente y se acumule sin utilidad, a pesar de contener materiales como oro, plata y cobre.
Es importante que el Perú adopte un enfoque de economía circular en el sector tecnológico. Este modelo, basado en extender la vida útil de los productos y maximizar el valor de los recursos existentes, podría transformar estos problemas en oportunidades. La reparación, reacondicionamiento, reciclaje y reutilización de dispositivos reducirían la contaminación, generarían empleo y nuevos negocios.
Formalizar el mercado secundario de dispositivos electrónicos también es crucial. Crear marcos legales que incentiven la trazabilidad y la legalidad de productos, permitiría al consumidor adquirir dispositivos libres de antecedentes delictivos, combatiendo la informalidad y fomentando la sostenibilidad en la sociedad.
Los beneficios de la economía circular no son únicamente ambientales. Desde una perspectiva social, puede cerrar brechas significativas y promover la inclusión digital en un país donde la tecnología es cada vez más esencial para la educación y el desarrollo económico.
Además, la economía circular puede fortalecer nuestra economía. Se prevé que para el 2030, más de 750 empresas peruanas adopten prácticas circulares, lo que aumentaría el empleo y contribuiría con un 2% al Producto Bruto Interno (PBI). Es una meta ambiciosa, pero necesaria para competir en un mundo donde la sostenibilidad es la norma, no una opción.
La experiencia de la Unión Europea demuestra que la economía circular es una estrategia sólida que reduce la dependencia de recursos importados e impulsa las economías locales. Perú tiene el potencial de destacar en este rubro en América Latina, pero requiere medidas audaces.
El Estado, las empresas y los consumidores deben colaborar en esta transición. El gobierno debe establecer regulaciones claras y ofrecer incentivos a las empresas que opten por la sustentabilidad. Por su parte, las compañías deben convertirse en agentes de cambio y los consumidores ser educados en los temas que competen.