Hace unos meses, se anunció que los Panamericanos 2027 se realizarán en Lima, lo que representa una oportunidad única para los deportistas y las marcas. Ante este escenario, y en el panorama actual donde la conexión emocional y la lealtad del consumidor son fundamentales, el patrocinio deportivo emerge como una estrategia poderosa capaz de beneficiar la reputación de diversas organizaciones, mejorar el mejor desarrollo de los deportistas y ayudar a la sociedad en general.
En primer lugar, debemos entender que toda acción de marketing y comunicación debe estar siempre orientada a generar crecimiento en las empresas. En ese sentido, el apoyo al deporte permite a las marcas alcanzar una audiencia amplia y diversa, maximizando su exposición. Según un estudio de Nielsen, el patrocinio deportivo puede incrementar la visibilidad de una marca en un 10-20% más que otras formas de publicidad. Los eventos deportivos atraen a millones de espectadores, tanto en vivo como a través de transmisiones televisivas y plataformas digitales, lo que amplifica el reconocimiento de la marca y se asocia con valores positivos como la competitividad, el trabajo en equipo y la perseverancia.
Además, el patrocinio deportivo crea una conexión emocional entre la marca y los consumidores. Al apoyar equipos o eventos que los aficionados valoran, las marcas pueden fomentar una relación más profunda y duradera con su audiencia. Un informe de McKinsey reveló que los consumidores son 20% más propensos a elegir una marca que apoya una causa o actividad que les apasiona, lo que se traduce en mayor lealtad y, por ende, en un aumento de las ventas.
Ahora, más allá del aspecto comercial, el patrocinio deportivo también tiene un efecto multiplicador en la economía y el tejido social del país. Los grandes eventos deportivos generan empleo, desde la construcción de instalaciones hasta la organización y gestión del evento. Según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), los eventos deportivos pueden aumentar el turismo en una región en un 30%, beneficiando a la economía local a través de la llegada de visitantes que gastan en alojamiento, transporte, alimentos y entretenimiento. Además, el deporte actúa como un unificador social, siendo capaz de reducir la delincuencia y mejorar la cohesión social.
En resumen, el patrocinio deportivo es una estrategia que va más allá de la simple exposición de marca; es una inversión en el futuro del deporte y de la sociedad. Al apoyar el deporte, las marcas no solo amplifican su reconocimiento y crean conexiones emocionales con sus consumidores, sino que también contribuyen al desarrollo deportivo y al bienestar socioeconómico del país. En este entorno positivo, todos ganan: las marcas obtienen una mayor exposición y lealtad, los deportes reciben los recursos necesarios para crecer, y la nación se beneficia de una economía más fuerte y una sociedad más cohesionada.
Los Panamericanos 2027 representan una oportunidad única para que las marcas apoyen y destaquen a los deportistas peruanos, y generar acciones de marca disruptivas.
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