Hace unas semanas fue público el anuncio de la compra de Figma por parte de Adobe. Una transacción de 20 mil millones de dólares que remeció el mundo del diseño y la creatividad.
No cabe duda que Figma se ha convertido en una de las plataformas más populares de esta generación, principalmente por su capacidad de ayudar a los equipos a trabajar el diseño de manera colaborativa y en la nube.
¿Por qué traer a la mesa esta historia? Porque se trata de un modelo de negocio que ha concebido la creación de una comunidad de fanáticos de la marca como parte de sus caminos de crecimiento.
A través de la “Comunidad Figma” los usuarios pueden crear y compartir archivos. Suelen ser paquetes de diseño gráfico, plantillas, flujos de trabajo e incluso presentaciones.
Figma no invierte nada más que su propia plataforma en esta característica y la experiencia de la comunidad agrega un valor significativo a su oferta. Hace que sea mucho más difícil para otras empresas ingresar a su espacio.
Estudios recientes señalan que más de la mitad de las empresas Fortune Global 50 y las startups más valoradas en el mundo invierten en programas de comunidad.
Además, han aparecido modelos de negocio “community first” o centrados en la comunidad para cambiar la manera de generar ganancias.
Notion, la aplicación de notas y productividad ha creado un ejército de embajadores que hacen negocios con sus plantillas o comparten su conocimiento. La marca de wearables Fitbit, ha construido una plataforma donde los usuarios se responden las dudas entre ellos.
Lego pide a sus usuarios ideas nuevas y comparte diseños para construir con sus bloques. Y las universidades, trabajan de manera más intensa con sus comunidades de antiguos alumnos.
Ahora bien, ¿cómo hacer para diseñar una comunidad alrededor de nuestra marca? David Spinks, experto en el tema, propone las “7P” del diseño de una comunidad:
People: ¿a quién estamos reuniendo?
Purpose: ¿por qué los estamos reuniendo?
Place: ¿dónde nos estamos reuniendo?
Participation: ¿qué harán los participantes?
Policy: ¿cuáles son las reglas?
Promotion: ¿cómo invitaremos a los miembros?
Performance: ¿cómo se verá y se sentirá el éxito?
No cabe duda que el concepto de comunidades de marca no es nuevo. Apple lo pone en práctica desde los ochenta y Harley Davidson es un ejemplo viviente.
Sin embargo, la irrupción de la tecnología y la simultaneidad han permitido que algunos negocios lo incorporen como parte de su estrategia.
En tiempos donde la adquisición de nuevos clientes se hace compleja, las comunidades de marcas pueden entregar soluciones. Es un buen momento para considerar las comunidades en la estrategia y así ampliar los caminos de crecimiento.
Por: Roger Trelles Carrión, Director de Alumni en Universidad de Piura