Frecuentemente, en reuniones con el equipo de trabajo no podemos evitar las discusiones por temas del día a día, sabemos que no todos pensamos igual y eso hace que el ambiente sea más creativo y dinámico. Pero, cuando una discusión no llega a nada productivo, no es más que perder tiempo valioso.
Como líderes de equipo queremos que todo el tiempo invertido sea eficiente y lograr los mejores resultados posibles. Sin embargo, muchas veces no sabemos cómo manejar las situaciones que se generaron a causa discusiones y roces en el día a día, que merman el clima laboral.
Tomando en cuenta esto, hoy quiero hablarte de lo que los líderes podemos promover para que las discusiones del día a día lleguen a buen punto y podamos aprovechar las diferentes preferencias, habilidades, experiencias, perspectivas y hábitos que todo nuestro equipo tiene. ¿Cómo hacerlo? Potenciando estas tres capacidades fundamentales: autoconciencia interna, autoconciencia externa y responsabilidad personal.
Autoconciencia interna
Se trata de entender nuestros sentimientos, creencias y valores, porque cuando no comprendemos lo que sentimos, caemos en el error de pensar que lo que nos dice otra persona es para atacarnos y podemos responder de forma negativa. Esto no deja que podamos ver que los demás tienen también perspectivas válidas.
Para poder aprender de autoconciencia interna, promueve que tu equipo se pregunte lo siguiente cuando se encuentre en una situación desafiante: ¿Qué emociones estoy experimentando?, ¿Qué estoy asumiendo sobre otra persona o la situación?, ¿Cuáles son los hechos frente a mis interpretaciones?, ¿Cuáles son mis valores fundamentales y cómo podrían estar afectando mis reacciones?. Tú como líder también debes incluirte en este ejercicio.
Autoconciencia externa
Tiene que ver con tener más empatía con los demás, entender cómo se están sintiendo y cómo nuestras palabras o acciones los afectan.
Empieza a observar más las reacciones de los demás para entender como se están sintiendo, recuerda que esta interpretación no es exacta, pero busca el momento adecuado para interactuar con ellos y preguntar si se están sintiendo cómodos con el equipo, de lo contrario, mejorar la manera en la que estamos llevando la comunicación.
En este punto, es importante la negociación y buscar consensos. A veces no podemos ver con claridad cuál es la mejor idea o planteamiento, por eso será clave mirar cuál es la que genera integración en el equipo y apostar por ello.
Responsabilidad personal
Empecemos a tomar más responsabilidad sobre las actividades que se realizan y promover esto en el equipo, puede que sea difícil reconocer algún problema o asumirlo y fácilmente culpar a otros o buscar excusas. Pero, comencemos a contribuir con la mejora de la eficiencia asumiendo la responsabilidad de encontrar soluciones.
Para lograr la verdadera eficiencia debemos generar cambios positivos en la forma de comunicación dentro del equipo y promover que cada miembro se exponga a nuevas ideas y planteamientos. Si esto ocurre pueden presentarse dos escenarios: que los colaboradores puedan reforzar sus propios puntos de vista, o que los cuestionen, y ambos aspectos son positivos porque traen una reflexión profunda en el equipo.
Recuerda que un buen cambio de mentalidad afectará directamente a los comportamientos y puede tener un impacto positivo significativo en todo un equipo. Quienes hacen que las empresas sean eficientes son las personas, nunca olvidemos eso.