La mayor consecuencia de la crisis de los fletes fue el retraso en la llegada de materias primas provenientes de Asia. Sin embargo, las empresas pueden seguir algunos consejos claves para afrontar este problema de la mejor manera.
La COVID-19 generó una serie de efectos en la economía mundial que afectaron a profundidad la dinámica comercial y, sobre todo, la cadena de suministros. Uno de los más graves fue la alteración de precios de los fletes, sobre todo de Asia al resto del mundo. Hemos comprobado, estupefactos, cómo en las últimas semanas algunos fletes aumentaron hasta diez veces su valor (de China a la costa este de Estados Unidos). ¿Cómo afecta esta situación al Perú? Y, sobre todo, ¿qué se puede hacer al respecto?
Contexto local
En el Perú, los embarques provenientes del lejano oriente subieron, en promedio, seis veces, pasando de USD 2000 por container a casi USD 12 000. Un importador local comentó que el valor actual del flete representa cuatro veces el valor del producto que importa. Ello se debe a tres factores principales:
- La velocidad de recuperación de las principales economías mundiales (hemisferio norte), apalancada por la masiva vacunación, ha generado mucho mayor demanda de productos y materias primas. Eso ocasionó un cuello de botella en la capacidad de producción de las empresas y la disponibilidad de navíos de carga con rutas americanas y/o europeas.
- Muchos operadores de grúa de carga y descarga en los principales puertos mundiales se contagiaron con COVID-19. Fue difícil buscar reemplazos porque esta función es muy especializada y lenta de formar. Por ejemplo, la operación del puerto de Los Ángeles (Estados Unidos) toma entre 15 y 20 días adicionales por esa razón. Un navío container que hace la ruta de China al Pacífico puede pasar por Los Ángeles (Estados Unidos), Manzanillo (México), Buenaventura (Colombia), Callao (Perú) y San Antonio (Chile), y sumar entre dos o tres meses de atraso para completar este circuito.
- Como consecuencia de lo anterior, se han registrado atrasos en la entrega de materias primas a los productores asiáticos, y esto ha provocado un gran círculo vicioso.
Retos pendientes
Se estima que esta situación se normalizará entre mediados y finales de 2023. Frente a este escenario, para que las compañías puedan asegurarse de que sus consumidores encuentren lo que necesitan, pueden seguir tres recomendaciones clave:
- Optar por productos locales que resuelvan su necesidad y, ojalá, le generen valor. La pandemia ha potenciado muchas marcas blancas o propias que han ganado espacio en la mesa y/o casas de los consumidores.
- En caso de necesidad de medicamentos para tratar enfermedades crónicas, debe garantizarse la disponibilidad de medicamentos genéricos o tratamientos alternativos, según la orientación del médico.
- Estimular prácticas del consumo colaborativo: reducir, reciclar, reutilizar, reparar y redistribuir.
Con estos consejos, las compañías locales podrán mantener satisfecho a su público objetivo hasta una eventual mejora de la situación.