Ante un cliente cada vez más exigente, se vuelve imprescindible mantenerse actualizado con las nuevas funcionalidades y tendencias que brinda el comercio electrónico a nivel mundial. Hoy en día, tenemos un consumidor que ya ha probado la compra digital por necesidad (efecto COVID), y que habiendo cumplido sus expectativas, volvió a adquirir nuevamente un producto y/o servicio bajo esa modalidad para, finalmente, convertirse en un consumidor omnicanal pues también volvió a comprar post pandemia en el mundo físico.
Ante ello, un modelo que responde a esta necesidad y que en los últimos años ha tomado un mayor protagonismo es el headless commerce. El comercio headless es la forma que permite a los negocios acelerar su negocio online sin hacer que el desarrollo de nuevas funcionalidades interfiera con el desempeño 360 del negocio.
Esto se logra haciendo que el front-end (la parte del comercio electrónico que interactúa con el usuario como la diagramación de la página, el diseño, los colores, el tipo de letra, etc.) y el back office (que involucra los servidores, aplicaciones y bases de datos que hacen que todo funcione de manera correcta) se puedan trabajar por diversos equipos de forma simultánea sin dependencias de alguna área logrando en paralelo resultados ágiles y de gran experiencia para el consumidor. Este enfoque, además de facilitar la adaptación de procesos innovadores, crea experiencias que aceleran la venta y por ende rentabilidad del negocio digital. A diferencia del modelo interdependiente u on premises (basados en un solo servidor o infraestructura), un headless commerce trabaja con una arquitectura de microservicios, permitiendo al front-end trabajar desacoplado y conectarse con cualquier software, alojado desde la nube. Esto permite al eCommerce responder rápidamente, brindando una experiencia al usuario de forma única, sin importar si se tienen 2 o 500 mil visitas en simultáneo. Es este tipo de arquitectura que permite a los comercios electrónicos mantener estándares eficientes de funcionamiento ya sea en una temporada regular de ventas o durante una fecha especial como el Cyber Day o CyberWow.
Asimismo, otra clave para gestionar el ecosistema ecommerce es la rapidez en la entrega de los pedidos. Antes los negocios tenían un catálogo digital y los consumidores recogían su producto en un punto físico o esperaban recibir su pedido en 24 o 72 horas. No se priorizaba la satisfacción del consumidor que estaba ligada a la facilidad e inmediatez de entrega. En cambio, ahora el cliente puede recibir el producto a través de la opción de delivery con una expectativa de menos de una hora gracias a aplicaciones como Joker, Rappi o Glovo, entre otras más. Esta tendencia, que maximiza el tiempo de entrega, se conoce hoy en día como el quick-commerce (comercio rápido).
Los negocios deben apuntar a ello si quieren incrementar la conversión de sus tiendas online y mantener la recurrencia de compra. Actualmente muchos de los negocios en Perú y Latinoamérica se han quedado en la 2nda generación de ecommerce donde las entregas duran de 2 a 7 días, mientras que empresas como Aliexpress o Amazon que hacen crossboarding demoran menos de 2 días.
Por último y no menos importante, se encuentra la ultra conveniencia. Es una tendencia que predomina en la compra ya sea física o digital, visibilizando cómo el consumidor hoy en día exige en los canales digitales y/o físicos mayor inmediatez para que pueda comprar lo que quiere, cuando quiere y como quiere. Un gran ejemplo de esto es lo que vemos a diario cuando un comprador abandona la compra física por evitar colas o deja el carrito abandonado por múltiples pasos en la web para finalizar la compra.