En un mundo empresarial cada vez más competitivo y dinámico, las empresas enfrentan el desafío constante de destacar entre la multitud y mantener su relevancia. En este contexto, las alianzas entre empresas se han convertido en una estrategia fundamental para generar ventajas competitivas y fortalecer la posición en el mercado, pero desafortunadamente no se están aprovechando del todo en el Perú.
Las asociaciones entre organizaciones no solo permiten a las marcas expandir su alcance y aumentar su relevancia, sino que también ofrecen oportunidades para crear valor agregado y mejorar la experiencia de los consumidores. Por destacar algunos beneficios, estas son capaces de incrementar el acceso a nuevos mercados y segmentos de clientes, pues al asociarse con otras empresas, las organizaciones pueden aprovechar la base de clientes existente de sus socios, y así aumentar su presencia en el mercado.
Un ejemplo destacado podría ser la alianza entre Starbucks y Spotify, que permitió a los clientes de la cadena de café acceder a música exclusiva y promociones especiales a través de la plataforma de streaming. Ello posibilitó un triple beneficio, los clientes ganan, ambas marcas atraen y retienen a más consumidores, y la exposición aumenta.
Sin embargo, en nuestro mercado, pocas veces hemos visto alianzas que trasciendan de lo tradicional o comercial. Si bien existen varias empresas que se unen para ofrecer descuentos, son pocas las que se centran en lo fundamental: el cliente y sus necesidades reales.
En ese sentido, antes de promover cualquier estrategia, es clave identificar aspectos de la realidad y la coyuntura del país. Nuestro distinguido mercado se caracteriza por ser, en ocasiones, problemático, lo que presenta muchas oportunidades para enfrentar problemas sociales a partir de campañas estratégicas.
Un ejemplo es la inseguridad, que actualmente es considerada el principal problema en la ciudad de Lima. Esta puede ser abordada mediante alianzas creativas. Es lo que ha hecho Bitel, empresa de tecnología, que en colaboración con diversas municipalidades, ha empleado sus herramientas para crear sistemas de seguridad capaces de reducir en un 84% los índices mensuales de criminalidad en algunas localidades.
Se trata de un modelo que los comunicadores, marketeros y publicistas podemos tomar para promover soluciones creativas a problemas reales que afronta el país. Otro caso notable es el de Industrias San Miguel, empresa de bebidas que, en alianza con la Línea 1 del Metro de Lima, ofreció cursos gratuitos sobre emprendimiento, digitalización, entre otros temas, a todos los pasajeros que utilizaban el tren. Esta iniciativa no solo benefició a los usuarios al brindarles la oportunidad de adquirir nuevos conocimientos de forma accesible, sino que también fortaleció la imagen de la empresa como una marca comprometida con el desarrollo de la comunidad.
Estos ejemplos demuestran que las alianzas estratégicas pueden generar impacto positivo en múltiples niveles. Desde la mejora de servicios públicos hasta la creación de programas de beneficio para los usuarios, teniendo el potencial de transformar la forma en que las marcas interactúan con su entorno y generan valor para la sociedad en su conjunto.
Para las marcas, las alianzas estratégicas ofrecen la oportunidad de diferenciarse en un mercado saturado, de mejorar su reputación y fortalecer su relación con los clientes. Para los usuarios, representan una oportunidad de acceso a servicios y beneficios que de otra manera no serían posibles.
En conclusión, las alianzas estratégicas entre empresas, municipalidades y otras entidades son una herramienta poderosa para generar impacto y beneficios reales para los usuarios. No solo fortalecen la posición de las marcas en el mercado, sino que también contribuyen al desarrollo y bienestar de la sociedad.
Muy buen artículo