El negocio del streaming ha conseguido su certificado oficial de adultez gracias a la pandemia. ¡Y de qué manera! La demanda de la “emisión televisiva en directo por Internet”, ha tenido un repunte impresionante, con números y ganancias siderales. Según datos publicados en un reciente artículo de “El País” de España, titulado “Adictos a las series: así es el negocio millonario del ‘streaming’”, las compañías que prestan este servicio cuentan con un 70% del tráfico de red, es decir 850 millones de hogares en todo el mundo. Esta cifra, podría ser cuatro veces más si se tiene en cuenta que el titular comparte su membresía con familiares y amigos cercanos. En otras palabras, según “El País”, un tercio de la población del planeta está enganchada a una pantalla de pago con el modelo streaming.
Netflix es la compañía que viene liderando este repunte. La empresa generó ingresos por más de 25,000 millones de dólares durante el 2020, un incremento del 47% con respecto al año anterior con 200 millones de suscriptores en todo el mundo. Se espera que esta cifra aumente en 29 millones, durante este año.
De otro lado, los grandes estudios que solían ver con soslayo al VOD (Video On Demand), a la que le atribuían un beneficio marginal tal como en su momento lo era la sesión de derechos para negocios como “Blockbuster”, hoy lo han convertido en un socio vital para el mantenimiento de la industria. Hollywood y su producción multimillonaria, depende casi exclusivamente de las plataformas como Netflix, para estrenar sus películas. Se trata en realidad de una simbiosis en la que cada uno necesita de la presencia del otro para sobrevivir. Esto es un negocio, después de todo, y uno muy grande, con varios miles de millones de dólares en juego. Así, al escenario trágico que vive el mundo, ha supuesto la consolidación de este negocio con cifras que evidencian su expansión y sólido crecimiento.
Desde el punto de vista de la demanda, el usuario puede tener la sensación de que “no hay nada qué ver”. Y es que no es gratuito que dentro del catálogo de series y películas en estreno, la cantidad de “novedades” y estrenos no tienen ni la calidad ni la cantidad, a los que nos tenían acostumbrados. Después del inicio de la pandemia, los navegadores de búsqueda empezaban a resaltar títulos como “El Padrino” u otras que solían estar menos expuestos. Esto podría evidenciar que hay una mayor demanda de contenidos que han hecho que viejos títulos se hayan reciclado de manera casi necesaria. Sin embargo, tal vez no es más que una percepción; un informe del J. P. Morgan, citado en el mismo artículo de “El País”, menciona que el número de estrenos lanzados durante el 2020, es de 550 series, un número nada desdeñable.
Es notorio que las reglas del juego han cambiado y seguirán haciéndolo. Con las salas de cines cerradas en buena parte del mundo, con una proyección conservadora de su reapertura en los próximos meses y a la espera de que el mundo vuelva a la normalidad, el streaming se ha convertido en el principal exhibidor de los más esperados estrenos del año.
Los dueños de las salas dependen, hoy más que nunca, cerrar contratos de estreno “online” a sabiendas de que el público demorará en volver. Y este a su vez ha adaptado nuevas costumbres de consumo: el control de la “pausa” y “reproducción” es el nuevo tirano de hoy, ya no el temido zapping. Hoy en día, los adultos hemos heredado de los más jóvenes esa manera tan ecléctica de consumo en el que, el orden de los capítulos, las pausas entre contestar un WhatsApp, o un mensaje de Facebook, están determinadas por otras condicionantes disociadas del espacio y tiempo de reproducción de una película o serie.
Pero volvamos a los datos del negocio: como vimos, el reacomodo de los actores tras la arremetida del covid-19 ha replanteado la relación entre propietarios de salas, productoras y plataformas on demand. Hemos establecido que un gran ganador frente a este nuevo escenario es el público, que disfrutará de ver las series o películas de su preferencia en la comodidad de su casa, poniendo las condiciones sobre el visionado de las mismas.
Así las cosas y con el nuevo escenario de distribución y consumo hay al final del día ganadores y vencidos. Las piezas se irán acomodando y adaptando a los nuevos tiempos. Lo que queda claro es que el “Blockbuster” es un recuerdo lejano que parece sacado de una película muy, pero muy antigua.