La adopción del trueque, milenaria actividad comercial, está ayudando a los consumidores a enfrentar los mercados en crisis.
El trueque, actividad comercial identificada por el intercambio de bienes sin la presencia de dinero, fue una de las primeras acciones que realizó el hombre para lograr el acceso a productos que no tenía en su entorno cercano. Por ejemplo, en el periodo preínca, las comunidades andinas que producían papa y otros tubérculos los intercambiaban por pescado y otros productos marinos con las costeñas y/o con otras productoras de diversos granos y frutas. Como resultado, los consumidores podían complementar y balancear sus dietas y otras necesidades, a fin de mejorar su calidad de vida. Esta actividad perduró miles de años, hasta la llegada de la moneda con los españoles
En la actualidad, esta práctica ha regresado, sobre todo en países de Latinoamérica donde la grave crisis económica ha generado desempleo, incremento del tipo de cambio frente al dólar, alza de precios, desabastecimiento de materia prima y productos terminados, aumento de los impuestos, etc. Esta situación afectó la vida de los consumidores al generar incapacidad para satisfacer sus necesidades básicas.
Los casos más emblemáticos son Argentina y Venezuela, donde las comunidades se han organizado y han puesto en práctica el trueque como elemento clave para resolver sus necesidades de alimentos, vestido y hasta desempleo, a través de ferias organizadas en días y lugares específicos, sobre todo en las ciudades más grandes, como Buenos Aires y Caracas (https://www.youtube.com/watch?v=rxzm6Uu6CNs y
https://www.facebook.com/groups/743172159655049). Esto genera una gran puesta en práctica de la economía circular, con un ecosistema que incluye a una amplia variedad de stakeholders en el proceso.
Desde la perspectiva del comportamiento del consumidor, sobre todo de aquel más afectado por la crisis, podemos ver cómo —ante el deseo de solucionar sus necesidades básicas— prioriza lo elemental y cambia las expectativas de marca/producto, lo que favorece a quienes le produzcan mayor valor por su intercambio. Por ejemplo, un kilo de arroz de la marca líder puede equivaler a ocho huevos (medio kilo), pero un kilo de arroz sin marca equivaldría a solo cuatro unidades, lo que lleva a muchos consumidores a elegir la segunda opción. Esta nueva/vieja forma de acceder a productos y servicios, sin lugar a duda, puede tener un grande impacto en las marcas y en el retail.
¿Estaremos ad-portas de una situación similar en nuestro país? ¿Estamos preparados para enfrentarla? ¿Qué deberían hacer las empresas productoras y el retail?