Silvana Orezzoli, Gerente Corporativo de Marketing, Clientes y Canales Digitales en La Positiva Seguros
Hace una década, las redes sociales eran consideradas únicamente como plataformas de interacción social, donde los usuarios compartían experiencias personales y conectaban con amigos y familia. Hoy, representan un pilar clave en las estrategias de comercialización de las empresas. Con millones de usuarios activos que interactúan constantemente, estas plataformas han desarrollado herramientas poderosas para convertir la interacción en ventas. Sin embargo, la pregunta que persiste es: ¿cómo podemos transformar este engagement en una fuente tangible de ingresos para las empresas?
Sin lugar a duda, una de las fortalezas de las redes sociales es que permiten una interacción directa con los consumidores en todo momento, facilitando la creación de comunidades en torno a las marcas. Según el informe «Digital 2025» de We Are Social, el 54% de los consumidores en América Latina ya se sienten cómodos comprando productos y servicios a través de redes sociales. En este contexto, el marketing digital se ha convertido en una herramienta esencial, pero requiere de una estrategia bien definida y personalizada. Es aquí donde la segmentación juega un rol fundamental. Las plataformas sociales ofrecen infinitas opciones para llegar a audiencias específicas: desde anuncios patrocinados hasta campañas de contenido orgánico, y, de utilizarlas efectivamente, pueden llegar a maximizar notoriamente el impacto de nuestras acciones comerciales.
Además, el contenido generado en redes sociales debe ser diseñado para ofrecer valor real al consumidor. Según un estudio realizado por Sprout Social, el 57% de los usuarios de redes sociales están más dispuestos a comprar productos o servicios después de haber interactuado con las publicaciones de una marca, jugando un rol fundamental para concretar la venta.
Las marcas deben generar contenido que resuelva problemas y responda a las necesidades de su audiencia. Un excelente ejemplo de esto es IKEA, que utiliza su presencia digital para ofrecer soluciones prácticas como tutoriales de diseño de interiores, consejos para maximizar el espacio en apartamentos pequeños y guías sobre cómo montar muebles. Con este contenido, resuelve problemas reales, genera engagement y fideliza a su audiencia al proporcionar herramientas útiles para mejorar su vida diaria, creando una relación más cercana con el cliente.
La integración de estrategias de social selling, combinada con un proceso de seguimiento efectivo, es crucial. Cuando un usuario interactúa con un post o hace clic en un anuncio, es importante que el proceso de conversión continúe de manera fluida, sin barreras que compliquen el acceso a la información o la compra, como lo viene desarrollando H&M, cuyo sistema facilita la conversión mediante botones directos en publicaciones, chatbots para resolver dudas inmediatas y atención personalizada a través de mensajes directos en redes sociales, asegurando la retención y posible conversión hacia una compra.
En el sector financiero y asegurador, esta tendencia también está marcando la diferencia. Varias compañías han implementado estrategias digitales que permiten transformar la interacción en acción concreta. A través de contenidos educativos sobre prevención, ahorro o finanzas personales, los usuarios no solo se informan, sino que también pueden cotizar y adquirir productos como seguros o tarjetas de manera rápida y segura. Este tipo de experiencias omnicanal demuestra que, incluso en sectores tradicionalmente más racionales, el vínculo emocional y la experiencia digital fluida son claves para generar confianza y concretar la compra.
Por otro lado, es importante mencionar que las redes sociales son plataformas saturadas de contenido. Destacar en medio de esa multitud requiere autenticidad y una visión estratégica. La relación con los usuarios no debe ser únicamente transaccional. En su lugar, las marcas deben escuchar, interactuar y responder de manera oportuna. El sentido de comunidad y la conexión emocional son factores que marcan la diferencia entre una interacción superficial y una venta exitosa.
En conclusión, las redes sociales han demostrado ser una herramienta poderosa que busca convertir el engagement en ventas. Sin embargo, para poder aprovechar este potencial, las estrategias deben ser claras, auténticas y centradas en el cliente. Mientras las plataformas continúan evolucionando, las marcas deben aprender a integrar las mejores prácticas de marketing digital con un enfoque humano, logrando conectar con el consumidor y convirtiendo cada interacción en un paso más hacia la conversión.


































