Por Alexia de la Morena, Directora del Máster en Marketing y Gestión Comercial de EAE Business School.
El marketing digital se enfrenta a un fenómeno en el que la velocidad de atención del consumidor se ha vuelto un recurso tan valioso como escaso. En 2015, un estudio de Microsoft Canadá advertía que el promedio de atención había descendido de 12 a 8 segundos. Aunque ese dato fue cuestionado por su simplificación, abrió un debate que hoy, una década después, sigue más vigente que nunca. El entorno digital, marcado por la inmediatez, la saturación de mensajes y el consumo masivo de contenidos breves, ha hecho que esos segundos iniciales sean decisivos para captar o perder a un potencial cliente.
La evolución entre 2015 y 2025 demuestra que el reto se ha intensificado. Plataformas como TikTok, los Reels de Instagram y los Shorts de YouTube han popularizado formatos que premian la capacidad de enganchar en apenas 3 segundos. En paralelo, estudios de Google y Deloitte confirman que un retraso similar en la carga de una página web dispara la tasa de abandono. Es decir, el margen de tolerancia del consumidor digital es cada vez más corto, y cualquier falla en velocidad, claridad o relevancia puede costarle caro a una marca.
En este contexto de hipercompetencia, las marcas deben aprender a condensar su propuesta de valor en mensajes claros, ágiles y visualmente atractivos. No se trata únicamente de captar la atención inicial, sino de mantenerla lo suficiente para activar una acción. Ejemplos recientes muestran cómo el storytelling breve, apoyado en microformatos, logra no solo notoriedad, sino también interacción real y recordación en audiencias cada vez más distraídas.
El reto de los equipos de marketing está enfocado en dos frentes, diseñar contenidos capaces de impactar en segundos y, al mismo tiempo, construir un recorrido más profundo que fomente vínculos duraderos. Así, los primeros 8 segundos pueden convertirse en la puerta de entrada a una relación de largo plazo entre consumidor y marca.
La era del consumidor impaciente no es una amenaza, sino un llamado a la adaptación estratégica. Comprender la dinámica de la atención, optimizar la experiencia desde el primer contacto y diseñar recorridos que combinen inmediatez con valor sostenido es la clave para sobrevivir y destacar en este ecosistema. Porque, aunque los segundos iniciales deciden el destino de una interacción, la lealtad se construye en el tiempo.