Por: Candy Risco
Durante años, la fórmula para tener una buena reputación profesional consistía en acumular títulos, mantener una imagen impecable y evitar errores públicos era suficiente para destacar. Pero en el contexto actual, eso ya no basta.
Hoy, la verdadera reputación se construye en el terreno de la coherencia, lo que dices, lo que haces y lo que representas deben estar alineados con un propósito claro. Las audiencias, ya sean reclutadores, clientes o colegas, no solo evalúan tu experiencia, también observan lo que defiendes, lo que impulsas y el impacto que estás buscando generar.
Este artículo no es una lista de trucos para parecer confiable. Es una guía para crear una reputación que sea un reflejo honesto de tu propósito. Por eso, es posible que desafíe algunas ideas que has escuchado sobre marca personal.
Tu propósito no es una frase bonita
Tu propósito no es simplemente ayudar a las empresas a ser más eficientes o inspirar a otros a superarse. Eso puede ser parte del resultado de lo que haces, pero el propósito va más allá, es el motivo profundo que guía tus decisiones incluso cuando nadie te está mirando.
Hazte esta pregunta. ¿Qué tipo de transformación te gustaría impulsar en las personas o en tu industria?
El propósito no es una pieza de marketing, es una brújula que orienta tus decisiones. Y tu reputación será tan sólida como la coherencia con la que sigas ese camino.
Muchas personas confunden marca personal con autopromoción constante. Pero la reputación no se construye diciendo todo el tiempo lo bueno que eres, se construye demostrando en qué crees, por qué trabajas y cómo aportas.
La clave está en compartir ideas alineadas con tu propósito, aunque no siempre estén de moda. Si tu propósito es democratizar el acceso a la educación, ¿hablas sobre las barreras invisibles del sistema? Si te interesa construir ambientes de trabajo más humanos, ¿te atreves a contar tus propias experiencias?
Mostrar vulnerabilidad también construye reputación, porque transmite autenticidad. No necesitas parecer perfecto, necesitas ser real.
El reconocimiento es consecuencia, no objetivo
Uno de los mayores errores al construir una reputación auténtica es obsesionarse con ser visible. Muchas personas comienzan a trabajar su marca personal con el deseo de destacar, pero esa urgencia puede llevarlas a caer en fórmulas vacías que las desconectan de su esencia.
Tu reputación crece cuando tu propósito se convierte en algo útil para los demás, y eso requiere paciencia, consistencia y una intención mucho más fuerte que cualquier estrategia de marketing.
Tu reputación es lo que las personas dicen de ti cuando no estás presente y dependerá de cuánto tu propósito esté integrado en lo que compartes, lo que defiendes y lo que eliges hacer cada día.
Cuando construyes desde lo que realmente te mueve, tu marca personal deja de ser un intento por sobresalir, se convierte en una herramienta real de impacto.