Por: Karina Espinoza, Manager de la práctica de Corporate Brand en Burson Perú
En un mercado globalizado y saturado de opciones, las marcas luchan por diferenciarse; pero ¿cómo se ganan un lugar, no solo en la canasta de compras, sino en el corazón del consumidor? En el país, la respuesta se ha vuelto cada vez más clara: la peruanidad.
Lejos de ser un recurso de temporada, la identificación con nuestra identidad nacional, entendida en su diversidad y complejidad, se ha convertido en un atributo estratégico, que permite a las marcas generar una conexión que va más allá del awareness. Según El Estudio de Marcas 2025 de Arellano, Gloria lidera el top-of-mind gracias a un rebranding basado en elementos peruanos y un portafolio diversificado; Alicorp ocupa el tercer lugar impulsada por una sólida estrategia corporativa; e Inca Kola, en cuarto lugar, resalta por su fuerte conexión emocional vinculado con la peruanidad. Estos elementos resultan clave, ya que hacen que el consumidor no solo prefiera estas marcas, sino que también las defiendan y recomienden.
La conexión con la identidad nacional como ventaja competitiva
Una marca deja de ser solo una transacción cuando logra conectar con algo más profundo. Un claro ejemplo de esto es la gastronomía, el mayor motivo de orgullo nacional según el Informe de Peruanidad de Datum 2024. En ese sentido, una marca como Inca Kola, se convierte en más que una bebida, se posiciona como embajadora cultural, reforzando un poderoso sentido de pertenencia.
Además, este vínculo marca-consumidor, apalancado en la peruanidad, evoluciona y cada vez más se integra este atributo de manera innovadora: combinando insumos nativos con prácticas sostenibles, así como reflejando valores que resuenan con los consumidores; de hecho, según el estudio Marcas con Propósito de Datum, el 72% de la población valora estas propuestas. Por lo tanto, conectar con la identidad es más que una cualidad, es una estrategia que vincula, inspira, a la vez que perdura. Cuando una marca logra conectar con el orgullo y la identidad nacional, trasciende la recordación y se gana la fidelidad del consumidor.
Un análisis de la cuarta semana de julio realizado con Decipher, una plataforma de Burson + Limbik que utiliza la inteligencia artificial (IA) cognitiva para pronosticar y medir el impacto de los mensajes, confirma la relevancia de este enfoque. Las marcas que apelan a la peruanidad tienen mayor credibilidad entre la audiencia peruana adulta, alcanzando hasta 13 puntos de diferencia frente a las que no anclan sus mensajes en este componente.
De igual manera, el poder de la narrativa se potencia cuando se amplifica de forma estratégica, auténtica y coherente a través de influenciadores que les dan un rostro a estos mensajes. Así se genera una conversación social real y se refuerza una confianza orgánica, nacida del equilibrio entre lo que se dice y quién lo dice.
El verdadero desafío para las marcas
El reto no es ondear la bandera solo en julio, sino incluir la peruanidad en el núcleo estratégico. Hoy, las marcas ya no compiten solo por atención, sino por conexión real. Es precisamente ese vínculo el que nace cuando
integran la identidad nacional en su propósito, productos y narrativa. Las que logren hacerlo, escuchando activamente al consumidor y evolucionando con él, no solo mantendrán su relevancia, sino que se convertirán en símbolos modernos de lo que significa ser peruano en el siglo XXI. Porque hoy más que nunca, una marca auténtica no solo representa, también inspira.