Por Aldo Canchaya
La historia de ESPN comienza como muchas de las mejores historias de éxito: con un no, con un fracaso y con burlas. Y es que cuando se rompen patrones, generalmente existe resistencia.
En 1978, a sus 46 años, Bill Rasmussen fue despedido de su trabajo como director de comunicaciones de un equipo de hockey. Con una familia que mantener y sin ahorros, muchos se habrían hundido. Pero Bill, en lugar de lamentarse, vio una oportunidad.
En ese entonces, los deportes en televisión eran apenas un extra, relegados a pequeños espacios o transmisiones ocasionales. Atrapado en el tráfico, su hijo le hizo una pregunta clave que detonó hacia algo muy grande: «¿Por qué no podemos tener deportes todo el día?»
La idea de un canal de televisión 24/7 dedicado solo a los deportes se convirtió en un objetivo claro. Sin embargo, habían algunos pequeños inconvenientes: no tenía estudio, ni señal, ni satélite.
Cuando alguien tiene un propósito honesto y de contribución al mundo, el universo confabula a favor.
Un experto en comunicaciones le dijo que podría instalar un satélite en una montaña con la altura ideal para evitar interferencias de señal ¡Habían descubierto la ubicación perfecta!
Rasmussen compró allí una parcela de más de cuatro mil metros cuadrados. Así, desde una oficina improvisada en el techo de una gasolinera, y con la visión de un satélite estratégicamente ubicado, comenzó a dar vida a lo que sería Entertainment and Sports Programming Network.
Y entonces cuando todo parecía andar bien, no le fue bien.
Las grandes cadenas se burlaron de su propuesta, convencidas de que un canal con deportes universitarios o repeticiones no funcionaría. Los rechazos se amontonaban, pero cada «no» solo fortalecía la convicción de Bill. Hizo llamadas sin parar, diseñó logos, escribió guiones, siempre con la seguridad de que su idea era buena.
Nadie se percató de que estaba generando una verdadera revolución televisiva.
El 7 de septiembre de 1979, ESPN salió al aire. Lo que para muchos era una locura, captó la atención de 30 mil personas en su primera transmisión.
Hoy, ESPN es un gigante global, transmitiendo los eventos deportivos más importantes del mundo: Super Bowl, NBA, Champions League. Sin embargo el verdadero triunfo, según Rasmussen, no fue la consolidación del imperio, sino esa primera victoria contra la incredulidad, la prueba de que una idea audaz, nacida de la necesidad y la visión, podía desafiar todo lo establecido.
La historia de Bill Rasmussen nos muestra que las grandes oportunidades suelen esconderse en los momentos más difíciles e inesperados. A veces, perder un empleo no es el final, sino la «patada» que necesitamos para correr hacia nuestra verdadera misión. Solo debemos estar atentos a las señales, soñar en grande e ir detrás de esos sueños.