Por Mercedes Suquilanda, experta en Endomarketing y cultura organizacional y cofundadora de Flecha.
Cuando hablamos de endomarketing, muchas veces se asocia de inmediato con grandes corporaciones, oficinas modernas, presupuestos robustos y campañas internas casi publicitarias. Este imaginario ha llevado a que muchas pequeñas y medianas empresas en el Perú vean el endomarketing como un lujo, no como una necesidad. Sin embargo, esta percepción no solo es limitada, sino también contraproducente.
Desde mi experiencia acompañando a organizaciones en Perú y en otros países de Latinoamérica, puedo afirmar que el endomarketing no es una herramienta exclusiva para grandes empresas. Al contrario, cuando se implementa con intención y coherencia, se convierte en una estrategia poderosa y accesible para cualquier organización que quiera fortalecer su cultura, mejorar el compromiso de su equipo y alinear a las personas con los objetivos del negocio.
¿Por qué entonces persiste el mito de que el endomarketing es costoso o inalcanzable? En parte, porque hemos heredado modelos importados que privilegian la forma sobre el fondo: campañas vistosas, merchandising interno, eventos espectaculares. Pero el verdadero valor del endomarketing no está en las formas, sino en su capacidad para conectar a las personas con un propósito común, en cómo comunica con transparencia, escucha activamente y genera sentido de pertenencia.
Este enfoque, además, es especialmente relevante para pymes, cooperativas y empresas familiares, que muchas veces tienen una cercanía natural con sus equipos, pero carecen de herramientas estratégicas para gestionar la cultura organizacional. El endomarketing bien entendido no requiere de presupuestos millonarios, sino de liderazgo genuino, comunicación constante y una mirada humana del negocio.
En el contexto peruano, donde la informalidad laboral sigue siendo alta y muchas empresas enfrentan desafíos de rotación o desmotivación, aplicar principios de endomarketing puede marcar una diferencia real. No se trata de hacer más “felices” a las personas con beneficios aislados, sino de generar vínculos más fuertes, de ayudar a cada colaborador a entender el valor de su trabajo y su rol en el crecimiento de la organización.
En resumen, el endomarketing es una herramienta estratégica que puede —y debe— ser adaptada a todo tipo de empresas. No es cuestión de tamaño, sino de visión. Si queremos organizaciones más humanas, sostenibles y competitivas, necesitamos hablar más de endomarketing, pero sobre todo, necesitamos hacerlo accesible, realista y transformador para todos.